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 Oliverio Girondo
nació en Buenos Aires en 1891. Proveniente de una familia adinerada, estudió en Europa y se graduó de abogado en Buenos Aires, pero toda su vida se dedicó a la literatura. En
1911 fundó el periódico Comoedia, de escasa duración. En Europa tomó contacto con las corrientes vanguardistas, que luego se reflejaron en su primer libro de poesía:
Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, publicado en Paris en 1922. Esta obra lo introdujo en los círculos literarios argentinos reunidos en torno a las revistas
Prisma, Proa e Inicial. Al poco tiempo participó en un nuevo proyecto, la revista
Martín Fierro, cuyo Manifiesto contribuyó a redactar, con el fin de sacudir la mediocridad y la pasividad de nuestros intelectuales.
"Frente a la impermeabilidad hipopotámica del honorable público. Frente a la funeraria solemnidad del historiador y del catedrático que momifica cuanto toca..." se levantó la revista
Martín Fierro y gran parte de la obra de Girondo, satírica, aguda y también jovial. A lo largo de los años se mantuvo más fiel que el resto de los escritores a los impulsos irracionales y a las audacias juveniles que aparecen también en su segundo libro de poemas,
Calcomanías (1925) y en Espantapájaros (1932). Es muy recordada la presentación de este libro pergeñada por el autor: una carroza funeraria con un espantapájaros adentro cruzó las calles de Buenos Aires. La venta se produjo en un local de la calle Florida, agotando al instante los 5000 ejemplares. Algunas obras:
Persuasión de los días (1942), Campo nuestro (1946) y En la masmédula (1954), probablemente su experiencia más audaz en el campo de la poesía. Pellegrini ha señalado que "en Girondo hay una verdadera sensualidad de la palabra como sonido, pero más que eso todavía, una búsqueda de la secreta homología entre sonido y significado. Esta homología supone una verdadera relación mágica, según el principio de las correspondencias, que resulta paralela a la antigua relación mágica entre forma visual y
significado". Falleció en 1967.
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