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Abelardo Castillo nace en San Pedro, provincia de Buenos Aires, el 27 de marzo de 1935. En 1959 funda la revista
"El Grillo de Papel", que posteriormente se continúa en "El
Escarabajo de Oro", una de las revistas literarias más importantes en cuanto a la labor de difusión y fomento del debate en los años sesenta y setenta, y cuya existencia se prolongaría hasta 1974. Definida a partir de su adhesión al compromiso sartreano y el existencialismo, se incorpora al debate que emerge a partir del llamado "boom de la
literatura latinoamericana". En el año 1957 publica diversos cuentos, y por el relato "Volvedor" obtiene un premio en el concurso de la revista
"Vea y Lea" (1959), cuyo jurado estaba integrado por Borges, Bioy Casares y Peyrou. Con su primera obra de teatro,
El otro Judas (1961), aparece la problemática de la culpa que asume el traidor del Nazareno. Con su segunda obra,
Israfel (1964), basada en una biografía de Edgar A. Poe, obtiene en 1966 el Premio Internacional de la UNESCO y un enorme éxito de crítica y público. Dos años más tarde aparece
Tres dramas, que incluye El otro Judas, A partir de las siete y Sobre las piedras de Jericó, y en 1982 aparece El Sr. Brecht en el Salón Dorado. El problema de la culpa y el castigo son trabajados por Castillo desde una vertiente que adscribe a la filosofía existencial, aunque fluctúa entre el realismo y lo fantástico. Entre los años 1977 y 1987 dirige la revista "El ornitorrinco". El libro de cuentos Las otras puertas aparece en 1963, seguido por
Cuentos crueles (1966), Las panteras y el templo (1976), El cruce de Aqueronte (1982),
Las maquinarias de la noche (1992) y los Cuentos completos (1997). Su novela corta,
La casa de la ceniza, es editada en 1977, dos años después de la publicación de su primera novela
El que tiene sed (1975), la cual gira en torno al problema del alcoholismo. En 1993 aparece
Crónica de un iniciado, cuya temática principal se inicia a partir del pacto fáustico en un contexto nacional. En 1995 aparece el volumen
Teatro completo, que incluye Salomé, y en 1999 se publica El evangelio según Van Hutten, donde la preocupación religiosa adquiere una cualidad esencial en el relato, aunque sin perder el suspenso y el ritmo propio del relato policial. Según el mismo autor, "La novela es deliberadamente herética. Van Hutten es
transgresor en el lenguaje y en su forma de creer en Dios. Para él lo satánico es la conciencia del hombre. Ni las tempestades ni las estrellas rompen el orden natural. Sólo el pensamiento del hombre es capaz de alterar ese orden. Ni los astros se preguntan cuál es su destino ni un maremoto es culpable de nada. El hombre, con la primera pregunta que se hizo, instaló el mal. El paraíso era toda la Tierra y de la Tierra fuimos expulsados". En 1961, Abelardo Castillo obtiene el premio Casa de las Américas, y en 1986 el Premio Municipal de Novela. También publicó los ensayos
Discusión a la crisis del marxismo (1967) y Las palabras y los días (1988).
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