Vicente Battista

Entrevista a Vicente Battista por Pablo Preve

Vicente Battista nació en Buenos Aires en 1940. Participó en la redacción de la revista "El escarabajo de oro" junto a Abelardo Castillo y Liliana Heker. Publicó los libros de cuentos "Los muertos" (1967), "Esta noche reunión en casa" (1969), "Como tanta gente que anda por ahí" (1975, España), "El final de la calle" (1992), y las novelas "El libro de todos los engaños" (1984) y "Siroco" (1985, 1994). Fue premiado por Casa de las Américas, el Fondo Nacional de las Artes, y obtuvo el Primer Premio Municipal de Cuento Inédito de la Ciudad de Buenos Aires.

por Pablo Preve.


Ultimamente usted está volcado al género policial...

La novela que estoy escribiendo va por la página 130 y hasta ahora no hay ningún crimen, lo cual es bastante peligroso en un policial, donde más o menos en la página 50 tiene que haber un muerto. Pero yo no soy gran entusiasta de la novela enigma, esa que hacía Agatha Christie o ahora P.D. James. Borges decía que si se trata de una novela cuya función fundamental es resolver un enigma, le parecía una adivinanza demasiado larga, y tenía mucha razón. Pero yo siempre preferí y fui lector de la novela llamada "negra", por motivos muy distintos a esos.

Pero en sus textos más viejos, por ejemplo, en los cuentos de "Los muertos" directamente no había ninguna relación con el género.

Hay una cosa tremenda que es el encasillamiento, que se da sobre todo con los escritores de novelas y con dos maestros: Hammet y Chandler. Fijate que Hammet siempre se sintió con la necesidad de escribir algo que no fuese policial y dejó una novela inconclusa, en tanto que Chandler escribió y publicó un libro de cuentos no policiales. Ahora, vos leés esa novela inconclusa de Hammet y encontrás la misma escritura del Hammet de los policiales. Lo mismo pasa con Chandler, los cuentos son muy buenos, pero la escritura no se modifica con respecto a las novelas policiales.

Bueno, en sus textos policiales tampoco hay grandes diferencias de escritura con los otros textos.

A eso quería llegar, lo que yo rescato de la literatura negra es, siguiendo la vieja pauta de Quiroga, limpiar de ripios la escritura. Digamos que, todo lo que está de más se nota. y todo lo que falta, se nota. El editor de una revista de cuentos policiales solía darle a los jóvenes que se acercaban, un texto de Hammet. Decia: "Lean esto y díganme: qué es lo que le falta y qué es lo que le sobra", y los tipos se lo llevaban como ejercicio. Cuando volvían, decían: "No le falta ni le sobra nada", y el tipo contestaba: "Bueno, así quiero que escriban." Pero además, me pasa a mí como lector, yo no sé si te pasa a vos...


Como que tiene ganas de saltearse páginas, lo que decía Onetti.

Claro, cuando yo estoy leyendo y me ponen texto de más, lo salteo. Pero si yo leo "Guerra y Paz", y te estoy hablando de Tolstoi, cuando él me cuenta la batalla de Waterloo, yo ya sé como fue y entonces salteo. Lo que hacen los Best Sellers es contarte una historia que tiene que tener muchas páginas de información. Es decir, por el precio de un Best Seller, además de saber lo que le pasó a Pepito y a Pepita, te enterás de cómo se come en Hawai. que es lo que está de moda en Paris, tenés información, en fin. Por eso tan largos y por eso cuentan tantas cosas. Ni Tolstoi ni sus contemporáneos hacían eso, pero en esa época no existían los formidables medios de comunicación que existen hoy, y la función del escritor era también informar.
Existe un complejo de decir: "Miren que yo escribo policiales pero además sé escribir". Y vos agarrás tipos como Chandler, Hammet o Gene Thompson, y son tipos que trabajan la escritura de una forma formidable. Y no es que me interese la parte policial de sus textos, a mí me ha quedado el recuerdo imborrable de una novela extraordinaria como "El Largo Adiós", ahora, si vos me preguntás qué pasa en la novela, yo no tengo la menor idea, no son los acontecimientos lo que me interesa.

Lo que pasa es que el género hasta cierto punto, libera al autor al contenerlo.

Yo defiendo mucho al género cuento, a pesar de que muchos digan que es un género muerto, y que no llamen cuento si no relato. Por mí que lo llamen como quieran, pero sigue siendo eso eso que se resuelve en cierta cantidad de páginas, y que tiene reglas precisas que es preciso cumplir. Estas reglas fueron impuestas por Edgar Allan Poe, que dijo: " Estas son las reglas, a partir de acá trabajen". Yo siempre pongo el ejemplo de un cuentista fuera de serie que es Maupassant.

Que escribía para una revista con un límite de palabras.

Exactamente, yo digo, por buscar un paralelismo con las otras artes, a ver cómo me planteás un cuadro en una tela de esta medida, o cómo me hacés una sonata con estos elementos. Entonces, la vieja idea de la novela que no se termina nunca es ridícula, porque toda obra de arte está acotada por una serie de pautas. Y esas pautas son anteriores a la obra, pero tampoco deberían afectar a la obra. Volviendo a lo otro, lo que yo admiro en los autores policiales es la economía. La política con la que manejo mi literatura es que, si me toma treinta líneas decir algo, y descubro que eso se mismo se puede decir en tres, y que con esas tres consigo la misma tensión y emoción, quiere decir que las otras veintisiete líneas estaban de más. Lo otro es "pura literatura", puro papel mojado, y ahí volvemos al tema de los Best Sellers. con su exigencia de cantidad de páginas, yo creo que ahí está la verdadera revolución, romper con las reglas de afuera y no con las reglas internas de cada arte.

Pero aún así, en sus primeros textos, hay una preocupación constante por encontrar posibilidades nuevas a la escritura, se mezclan distintas voces, o hay montajes diferentes de los textos, y eso no aparece en el policial...

Yo no encuentro una diferencia tan grande. En "El final de la calle", un de las partes contiene los cuentos policiales, pero esos cuentos tienen el mismo aliento, la misma escritura que los demás. De todos modos modos, yo soy de la idea de que cada tema exige sus formas, sin vueltas.



Esta entrevista fue realizada por PABLO PREVE, en 1995, el mismo año en que Vicente Battista fue ganador del premio Planeta de novela argentina con su obra "Sucesos Argentinos".

© 1995 Pablo Preve.

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